18.12.07


Úteros de alquiler:

VENDEDORAS DE ILUSIONES

Mujeres chilenas sanas, jóvenes y en edad de trabajar, han encontrado una forma sencilla de ganar dinero, en una práctica que, aunque poco conocida, cada día se hace más habitual en nuestro país: el arriendo de útero.

Texto: Katherin del Solar H.

La Web hoy, es simplemente sorprendente. El mundo día a día está más cerca de lo que somos capaces de imaginar y, es que Internet casi no tiene límites. Por ejemplo, podemos olvidar las barreras del tiempo y del espacio al conversar con nuestros amigos o seres queridos, a través del msn, el chat o el mail. También, las almas solitarias pueden conocer su media naranja y tener novios virtuales llegando, incluso, a establecer relaciones serias que, terminan en felices matrimonios. Finalmente, no podemos olvidar que en el ciberespacio se puede comprar todo lo que queramos desde licencias de software, comida, música, electrodomésticos, prendas de famosos e incluso departamentos, todo, a través de sitios que permiten elegir entre una amplia gama de productos, sin siquiera movernos de nuestro escritorio.

Pero Internet también nos presenta ciertas situaciones que sobrepasan lo aceptable, como lo muestra el siguiente aviso publicado en un sitio de venta de artículos varios: “Arriendo mi útero a personas que no puedan tener hijos, tengo 30 años y soy sana”. Esta frase, que a simple vista parece normal, dentro de un mundo donde todo se puede vender y comprar, pasaría inadvertida, si no fuera por el hecho de que lo que se está ofreciendo, es nada más y nada menos que una parte del cuerpo de una mujer; por lo que este aviso contiene tras sí mucho más de lo que se cree, ya que no sólo se pretende alquilar un útero, sino que también se está vendiendo una ilusión, jugando con una vida y cambiando la historia, tanto de la familia que tendrá un hijo, como de la mujer que lo albergará en su vientre por 9 meses, al cabo de los cuales lo entregará, sin más, a cambio de una suma de dinero que sobrepasa los 30 millones de pesos.

Encontrar avisos como ese, no resulta difícil, pues basta poner en cualquier buscador la frase “arriendo de útero”, para que en sólo segundos, aparezcan en la página principal, al menos tres avisos publicados por mujeres chilenas, que encuentran en dicha opción una forma fácil y rápida de ganar dinero. Lo de rápida, no se cuestiona, pero que sea fácil, es bastante relativo, pues se quiera o no, el ser que esa mujer cargará por nueve meses en su vientre, pese a no tener su sangre, será como un hijo propio, al que sentirá moverse e incluso verá nacer, pero que, al poco tiempo tendrá que entregar, quedarse con el dinero y hacer como que nada hubiese pasado y eso fácil, no debe ser.

Según la psicóloga, Margarita Ormeño, “la subrogancia materna, muy por el contrario de lo que se pueda pensar, se convierte en un daño, no sólo para la que arrienda su vientre, sino que también para el bebé que vendrá en camino y para la mujer que no puede gestar niños propios, pues verá como es otra la que tiene dentro de sí a su hijo y que en definitiva, puede hacer y vivir lo que ella no”.

Se calcula que en Chile, una de cada seis parejas en edad de reproducción, se enfrentan con el lamentable diagnóstico de la esterilidad. Pese a que actualmente se cuenta con variados métodos que permiten a estas parejas soñar con la posibilidad de engendrar un hijo, los tratamientos son largos, costosos, complejos y no siempre exitosos.

Ante este escenario, surge como opción, la posibilidad de adoptar un menor. Sin embargo, se estima que por cada niño “saludable”, en espera de ser adoptado, existen sesenta parejas candidatas de ser padres, por lo que el proceso se vuelve lento y complejo. Es por esto, que la posibilidad de tener un hijo de “su propia sangre”, surge como una alternativa mejor que la adopción.

La práctica que realizan las madres de alquiler, portadoras o sustitutas, como se les llama a quienes arriendan su útero para gestar un hijo que es de otra mujer, se diferencia de la adopción, en que la primera da la oportunidad de ser padres de un bebé que será de su propia prole, producto que ambos progenitores aportan sus genes para el futuro embrión que será fecundado en el útero de una persona que ellos mismos han escogido. Además, dependiendo del acuerdo al que lleguen con ésta, las familias pueden participar activamente de todo el proceso de gestación del bebé, así como también en la toma de decisiones acerca de la nutrición y el cuidado de la mujer durante el período de embarazo.

Un factor determinante para que este tipo de prácticas se vaya extendiendo cada día más, tiene directa relación con la falta de una legislación al respecto, pues no hay ninguna restricción y todas las actividades legales que pretenden ser un control para estos procedimientos no han llegado a puerto, por lo tanto, en Chile, este tema es tierra de nadie, aún cuando la maternidad se establece al momento del nacimiento con la identidad del hijo y de la madre en la hoja de inscripción.

Del punto anterior, surge un nuevo conflicto derivado de una simple pregunta ¿Quién es la verdadera madre, la que da a luz o la que aporta sus genes? En nuestro país, el reconocimiento definitivo de un hijo, se obtiene con la inscripción legal en el Registro Civil, por lo tanto, lo lógico sería que dicho bebé quedara registrado como hijo de la madre genética, pero si quedara alguna duda de quién es realmente la progenitora, se procedería a realizar una prueba de ADN que determine la filiación, lo que sería un medio de prueba relevante a la hora de impugnar la maternidad. Ahora bien, si este bebé naciera en países como Estados Unidos, Holanda o Inglaterra, la madre sería quien aporta el material genético, pero en otros, como Italia o Argentina, sería quien vive el parto.

Junto a todo esto, más allá del punto de vista médico y legal, es importante tomar en cuenta un tema ético, pues definitivamente no resulta normal que existan personas dispuestas a lucrar con la vida y que haya otras, que en medio de su desesperación y, producto del deseo de ser padres, estén dispuestas a comprar la posibilidad de ser padres.

Según Alfredo Riquelme, Licenciado en Filosofía, Sociología y Asesor Político de distintos parlamentarios a nivel nacional, lo que justifica este tipo de prácticas es que “la cultura en la que estamos insertos, es una cultura pragmática que tiende a transarlo todo, que valora las cosas estrictamente por si te sirve o no y no por si es bueno o es malo, sino por si es útil o inútil”. Además, asegura que en el siglo XXI, hemos llegado a un extremo de desvalorización de la vida humana, por lo que “no es extraño que una persona arriende su útero, como tampoco lo sería que el día de mañana a un señor se le ocurra arrendar a su señora por una noche y exigiera que al otro día la devolvieran bañada y perfumada, pues estamos viviendo en una sociedad ausente y carente de valores”.

Estas palabras, nos confirman que definitivamente, el arriendo de útero es un tema complejo y lleno de matices, pues dependiendo del punto de vista con que se le mire, será una actitud reprobable o no. Lo único seguro, al menos hasta el momento, es que pese a todo, es una de las pocas posibilidades, aunque no sea la correcta o la más indicada, que tienen las parejas que no pueden tener hijos, de ver su sueño de formar una familia convertido en una hermosa realidad, pese a que para logarlo, deban contratar los servicios de una VENDEDORA DE ILUSIONES.