25.9.07

INFORMACIÓN V/S SENSACIONALISMO

Cuando la información deja de ser noticia:

¿ES LO QUE REALMENTE QUEREMOS?
  • Algo está pasando en el periodismo nacional. Eso queda demostrado con el tratamiento que se le está dando actualmente a la información. Se le utiliza como mercancía para vender y vender, olvidando que el periodismo se creó para servir e informar.
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  • TEXTO: Katherin del Solar


La muerte inesperada del carabinero Cristián Vera el pasado 11 de septiembre, trajo diversas repercusiones. No sólo abrió el tema respecto a la seguridad ciudadana y el control de la tenencia ilegal de armas, permitiendo que el Gobierno anunciara la implementación de 14 medidas para combatir la delincuencia, sino que también nos invita a pensar en algo que va mucho más allá. Para el periodismo, este lamentable hecho que enlutó a la institución policial y por supuesto a la familia de la víctima, ha servido para completar páginas de periódicos y para hablar del tema en innumerables ocasiones, tanto en noticieros de radio como en televisión, pero ¿no será demasiado? Acaso, cuando se trata el tema ¿se piensa en las personas a las que realmente afectó el fallecimiento del cabo?


Ante situaciones de este tipo, la prensa debe cumplir con la tarea de informar del hecho, pero debe hacerlo con altura de miras y pensando siempre en lo que hay detrás, en los que sufren y los que sienten realmente esta situación. Es cierto que muchos que ni siquiera conocíamos al policía nos acercamos a él y sentimos su muerte, además de ver la noticia como un hecho perturbador, pero ya basta de seguir lucrando con su muerte, pensemos en los que él dejó y por una vez por todas dejémoslo descansar en paz.


Este caso, es sólo un ejemplo de lo lamentable que es a veces, el periodismo actual, porque juega con los sentimientos de las personas y hechos realmente importantes los convierte en el comidillo de los insensatos. Transforma noticias serias en sucesos sensacionalistas que se mantienen por días en el tapete, sólo por vender un poco más de ejemplares o tener unos cuantos puntos más de rating.


Pablo Millas, periodista y editor periodístico de Telecanal, reconoce que actualmente el periodismo se encuentra supeditado a las directrices comerciales y que la televisión se está basando, hoy más que nunca, en la entretención y el sensacionalismo.


Con esto, definitivamente, se está perdiendo el horizonte informativo, pero no podemos obligar a la gente a que se informe. Según Millas, "son los medios los encargados de crear un producto suficientemente atractivo en todo sentido, fondo y forma para que la gente lo vaya prefiriendo, pero no se lo podemos exigir", comenta.


Pero no sólo los hechos de sangre se convierten en el blanco del sensacionalismo. Para muestra basta un botón y sólo nos queda recordar las semanas completas que los llamados programas de "farándula", se alimentaron mostrando el torso desnudo de Cecilia Bolocco y su relación extramarital. Por varios días no había más tema que ese. La juzgaron, la condenaron, la dejaron como la mala de la película y se olvidaron por completo que se trataba de una persona y que las imágenes con las que la hundieron fueron obtenidas en el interior de su hogar.


Esto nos invita a pensar en los límites, en cuándo la información deja de ser noticia y se transforma en basura de uso estrictamente comercial para llenar los bolsillos de algunos.


¿Es esto lo que realmente queremos? "Es lo que la gente quiere ver", dicen algunos para justificar el uso de estos poco doctrinarios métodos de vender la información, pero en realidad, el tema no pasa por lo que la gente quiere ver, sino por lo que los medios la están acostumbrando a querer.


Dejemos este periodismo basura para otro momento y entreguemos la información como se debe hacer, con verdad y objetividad y de una vez por todas, hagamos del periodismo la profesión más importante que existe en el mundo, como dijo un día Gabriel García Márquez. No nos quedemos sólo con la idea de lo que un día fue y que hoy, sólo se recuerda con nostalgia.





24.9.07


Libertad de Expresión en Chile:

EN BOCA CERRADA… NO ENTRAN MOSCAS
  • Expresarse libremente en nuestro país conlleva una serie de dificultades de diverso índole que se deben analizar en profundidad para poder tener una referencia directa de lo que se puede hacer o decir y de lo que definitivamente es mejor evitar, pues en Chile existe una concentración peligrosa y preocupante de los medios de comunicación, lo que muchas veces impide la libertad para expresar as ideas.

Texto: Katherin del Solar Hurtado.

Uno de los principales desafíos en la actualidad para la construcción de sociedades justas y democráticas, tiene directa relación con el derecho fundamental de los seres humanos, después de la vida, el de la libertad de expresión. Éste, es el que asegura una lucha por los derechos humanos y permite un contrapeso esencial hacia los poderes del Estado, evitando así la corrupción o el abuso de poder.

En nuestro país, la libertad de expresión fue recuperada luego de la censura impuesta por el Gobierno Militar encabezado por Augusto Pinochet, el que prohibió y cerró diversos medios y controló hasta el último día de su mandato lo que era publicado en la prensa nacional. Sin embargo, y pese a que ya han pasado 34 años desde la intervención militar en el país, la libre expresión de las ideas continúa con problemas, que si bien no son tan graves, de igual forma impiden el pluralismo y una verdadera sociedad de la información.

"El problema de la libertad de expresión en Chile, no depende sólo de leyes sino que de la cultura", estas palabras son de la actual Premio Nacional de Periodismo Faride Zerán y resumen la forma en que se desarrolla el flujo de información en nuestro país, ya que si bien las leyes chilenas como las de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, establecen la necesidad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, son muchas veces, los mismos medios de comunicación los que auto imponen barreras para divulgar ciertos temas.

Existen principios básicos que fijan un marco jurídico que permite proteger la libertad de expresión, como: la no discriminación, la no intervención del estado, la protección al ejercicio del periodismo, el acceso a la información y el pluralismo en los medios. Es este último principio, el que tiene algo que decir en el caso chileno, puesto que, existe un consenso internacional respecto a la necesidad de evitar la concentración de los medios en pocas manos y en nuestro país, la prensa está dividida en dos grandes conglomerados, Copesa y el Grupo Edwars (El Mercurio), lo que quizás sin quererlo, constituye un problema a la libertad de expresión, puesto que, prácticamente en todos los medios se estarán tratando los mismos temas y no se dejará un espacio para plantear otra mirada de las cosas.

Según Pablo Ruiz-Tagle, abogado y profesor de Derecho Constitucional de la Universidad de Chile, "los medios deben contribuir al debate público y democrático", por lo que es crítico ante la responsabilidad con que las principales empresas periodísticas ejercen su labor ya que, según él, "el derecho a réplica está extraordinariamente restringido en nuestro país, por la concentración de medios".

Este es el panorama que se vive actualmente en nuestro país, donde se supone existe la libertad de decir y de difundir lo que se piensa y siente, pero al mismo tiempo, se niegan las verdaderas instancias para que esto sea posible. Por ejemplo, este año TVN, la TV pública de Chile, preparó un documental respecto a la Guerra del Pacífico que tenía presupuestada su salida al aire en una fecha que a petición de la cancillería, se tuvo que posponer y eso, qué es, si no censura o auto censura.

Sin duda, deberían existir políticas públicas que permitan ampliar el espectro de los medios en Chile y según Zerán, "no sólo leyes que regulen y sancionen, pues el periodismo serio debe ser capaz de interpelar no sólo al poder político, sino que a todos los poderes", concluyó.

En definitiva, el tema de la libertad de prensa es vital en Chile, pero se ha dejado en un segundo plano difícil de remediar, ya que es preferible pensar que todo está bien y evitar así polémicas que dificulten el accionar de los periodistas en su labor diaria. Por eso, es que algunos deciden callar, porque como dice el dicho, "en boca cerrada no entran moscas", de esa forma se evitan polémicas mayores y esas "mosquitas" que a más de alguno no le causarían mucho agrado.
En todo caso, si bien este tema atañe directamente a quienes se dedican a la comunicación social y al periodismo, es un deber de todos luchar por la libertad de expresión, porque hacerlo, significa abrir una lucha hacia el individualismo, la libertad de decir de los demás y el respeto a la propia libertad de palabra.