¿ES LO QUE REALMENTE QUEREMOS?
- Algo está pasando en el periodismo nacional. Eso queda demostrado con el tratamiento que se le está dando actualmente a la información. Se le utiliza como mercancía para vender y vender, olvidando que el periodismo se creó para servir e informar.
_______________________________________________________________ - TEXTO: Katherin del Solar
La muerte inesperada del carabinero Cristián Vera el pasado 11 de septiembre, trajo diversas repercusiones. No sólo abrió el tema respecto a la seguridad ciudadana y el control de la tenencia ilegal de armas, permitiendo que el Gobierno anunciara la implementación de 14 medidas para combatir la delincuencia, sino que también nos invita a pensar en algo que va mucho más allá. Para el periodismo, este lamentable hecho que enlutó a la institución policial y por supuesto a la familia de la víctima, ha servido para completar páginas de periódicos y para hablar del tema en innumerables ocasiones, tanto en noticieros de radio como en televisión, pero ¿no será demasiado? Acaso, cuando se trata el tema ¿se piensa en las personas a las que realmente afectó el fallecimiento del cabo?
Ante situaciones de este tipo, la prensa debe cumplir con la tarea de informar del hecho, pero debe hacerlo con altura de miras y pensando siempre en lo que hay detrás, en los que sufren y los que sienten realmente esta situación. Es cierto que muchos que ni siquiera conocíamos al policía nos acercamos a él y sentimos su muerte, además de ver la noticia como un hecho perturbador, pero ya basta de seguir lucrando con su muerte, pensemos en los que él dejó y por una vez por todas dejémoslo descansar en paz.
Este caso, es sólo un ejemplo de lo lamentable que es a veces, el periodismo actual, porque juega con los sentimientos de las personas y hechos realmente importantes los convierte en el comidillo de los insensatos. Transforma noticias serias en sucesos sensacionalistas que se mantienen por días en el tapete, sólo por vender un poco más de ejemplares o tener unos cuantos puntos más de rating.
Pablo Millas, periodista y editor periodístico de Telecanal, reconoce que actualmente el periodismo se encuentra supeditado a las directrices comerciales y que la televisión se está basando, hoy más que nunca, en la entretención y el sensacionalismo.
Con esto, definitivamente, se está perdiendo el horizonte informativo, pero no podemos obligar a la gente a que se informe. Según Millas, "son los medios los encargados de crear un producto suficientemente atractivo en todo sentido, fondo y forma para que la gente lo vaya prefiriendo, pero no se lo podemos exigir", comenta.
Pero no sólo los hechos de sangre se convierten en el blanco del sensacionalismo. Para muestra basta un botón y sólo nos queda recordar las semanas completas que los llamados programas de "farándula", se alimentaron mostrando el torso desnudo de Cecilia Bolocco y su relación extramarital. Por varios días no había más tema que ese. La juzgaron, la condenaron, la dejaron como la mala de la película y se olvidaron por completo que se trataba de una persona y que las imágenes con las que la hundieron fueron obtenidas en el interior de su hogar.
Esto nos invita a pensar en los límites, en cuándo la información deja de ser noticia y se transforma en basura de uso estrictamente comercial para llenar los bolsillos de algunos.
¿Es esto lo que realmente queremos? "Es lo que la gente quiere ver", dicen algunos para justificar el uso de estos poco doctrinarios métodos de vender la información, pero en realidad, el tema no pasa por lo que la gente quiere ver, sino por lo que los medios la están acostumbrando a querer.
Dejemos este periodismo basura para otro momento y entreguemos la información como se debe hacer, con verdad y objetividad y de una vez por todas, hagamos del periodismo la profesión más importante que existe en el mundo, como dijo un día Gabriel García Márquez. No nos quedemos sólo con la idea de lo que un día fue y que hoy, sólo se recuerda con nostalgia.